Museo Vostell Malpartida. 25 años de Historia

Resulta difícil resumir en pocas líneas los veinticinco años de historia del Museo Vostell Malpartida (MVM), un museo absolutamente excepcional por el artista que lo imagina y materializa, la época en que nace y el lugar donde se ubica, un museo que ha sido a la vez, sueño, aventura y realidad. Todo lo debemos a Wolf Vostell (1932-1998), artista de reconocido prestigio internacional, descubridor del dé-coll/age, padre del happening en Europa, cofundador del movimiento Fluxus y pionero del videoarte, el cual, habiéndose enamorado de Mercedes, su mujer, España y Extremadura desde que las conoció por primera vez en 1958, se sintió vinculado a estas tierras donde dijo "hallaba el espíritu profundo de la verdad y la autenticidad".
En 1974, el destino trajo a Vostell a Malpartida de Cáceres donde, a tres kilómetros del casco urbano, se encuentra el paraje de Los Barruecos, un espacio donde se conjugan unas grandes rocas graníticas, el agua de una presa, un rico potencial ecológico y un complejo de edificios que fueron usados como Lavadero de lanas. La impresión que le causó la belleza de este lugar fue tan fuerte que, sentado entre las enormes peñas de voluptuosas formas que la erosión ha moldeado a través de millones de años, Vostell declaró el paraje "Obra de Arte de la Naturaleza", imaginando que este era el sitio para crear un museo único e inconfundible, un museo sin modelos, móvil, cambiante, en continuo proceso de crecimiento y desarrollo. Un campo libre que, por su iniciativa, sería ya durante toda su vida un campo de acción artística, esto es, "una nueva forma de arte y paisaje, donde las ideas de Happening y Fluxus, se puedan medir de una manera básica con los procesos de la naturaleza".

Realmente Vostell no venía a Extremadura a fundar un Museo, pero la inspiración del encuentro casual con Los Barruecos provocó en él una gran tentación. Defensor inquebrantable de sus proyectos y sus obras, el visionario artista supo presentar como realidad aquello que estaba sólo en su cabeza. Consiguió entusiasmar con la idea de "un museo de artistas para artistas y para el pueblo" a todos los que le rodeaban: primero, a los miembros de la Corporación Municipal de Malpartida de Cáceres, especialmente a su alcalde Juan José Lancho Moreno, convirtiéndolos en fervientes seguidores de su causa; luego, o al mismo tiempo, a numerosos amigos, historiadores del arte, críticos, profesores de universidad y artistas, que acostumbrados al derroche energético y las "excentricidades" de Vostell se dispusieron a contemplar con curiosidad lo que su inagotable creatividad podía hacer sobre un paisaje virgen y, en principio, adverso; esto es, en qué podía parar lo que más tarde dio en llamarse "el fenómeno Vostell Malpartida". Por ello, entre 1974 y 1975, este rincón de Extremadura comienza a ser visitado por personalidades del mundo del arte como Rafael Canogar, Susanne Pagé, María Luisa Borrás; se discuten en una comida las primeras ideas sobre el museo que quedan improvisadas en una humilde servilleta; la prensa se hace eco de las intenciones de Vostell; incluso muchos lugareños, sorprendidos por la extraña presencia que empezaba a hacerse habitual de un artista entre ellos, comienzan a mirar con nuevos ojos aquel paraje berroqueño, abrupto y áspero.


 

El proyecto de museo al aire libre entre las rocas de Los Barruecos toma consistencia. Vostell idea un modelo de integración del Arte y la Naturaleza en el cual los recovecos y espacios entre las rocas serían magníficas salas de exposición de esculturas y ambientes, un museo donde poder escribir, comer, estudiar y meditar, donde hay piedras, peces y cigüeñas, donde se pueden "comparar al mismo nivel cultural las obras de la vanguardia artística Happening y Fluxus con los rituales y comportamientos de trabajo del pueblo. Establecer un diálogo entre campesino y artista. En esta "escuela de Arte" en Malpartida, todos son alumnos y todos son maestros. Arte es Vida = Vida es Arte. No es necesario dominar al hombre que habla con las estrellas, que conoce el calor, él comprende al artista, como el vanguardista Fluxus santifica los valores de la sencillez, el grito del pájaro, el idioma de las piedras".

 


Fue en aquellos momentos cuando el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres adquiere un edificio semiderruido que perteneció a un complejo industrial vinculado al fenómeno ganadero de la Mesta: el Lavadero de Lanas, una fábrica del siglo XVIII que se ubicaba en el entorno de Los Barruecos y que puso a disposición del artista para complementar al museo de ambientes al aire libre. Vostell acepta la idea, así como crear en el propio pueblo un centro de producción y difusión de iniciativas artísticas que sería dependiente del futuro Museo y que se llamó Centro Creativo del MVM, al frente del cual se puso como director su amigo, también artista, Juan José Narbón. Aquí tuvieron lugar las primeras exposiciones y charlas que presagiaban lo que iba a suceder.


En octubre de 1976 ocurren, por fin, los dos acontecimientos que pondrían oficialmente en marcha el Museo: por una parte, el Ayuntamiento firma un contrato con el artista por el cual se acuerda "dedicar los terrenos necesarios en la finca de Los Barruecos y la obra de fábrica del Lavadero para la instalación de un museo de arte contemporáneo que se denominará Museo Vostell Malpartida". Y por otra, el 30 de octubre, se inaugura la primera escultura-ambiente de Vostell en Los Barruecos: "VOAEX", un coche empotrado en hormigón situado al pie de las emblemáticas Peñas del Tesoro, que sería desencofrado en un acto muy ritual ante la expectante mirada de muchos vecinos mezclados con profesores de arte, coleccionistas, historiadores y artistas de varios países europeos, todos ellos, aglutinados en torno a Vostell bajo un espíritu de mezcla, intercambio, creatividad y libertad, que sería el santo y seña del Museo.

 

A partir de 1977, Vostell redobla una incansable tarea de difusión, discusión y captación de apoyos para su idea, en todos los ámbitos y por todas partes, y, en camino inverso, importa a Malpartida exposiciones como las de artistas conceptuales de la Galería "G" de Barcelona y a partir de 1978 las famosas SACOM (Semanas de Arte Contemporáneo), que en número de tres, se sucedieron anualmente hasta 1980. Sin apoyos económicos pero con un amplio derroche de ilusión y colaboraciones, se programan estas semanas donde de forma concentrada e intensiva tienen lugar los primeros contactos de un medio rural como el extremeño con el arte de vanguardia. Ideadas bajo un prisma de internacionalización, Vostell, como su organizador, combina a lo largo de sus tres ediciones multitud de experiencias artísticas (exposiciones de artistas españoles, portugueses y Fluxus, happenings, conciertos, performances, donaciones de obras, proyecciones de películas de artistas, charlas-coloquios, conferencias, seminarios teóricos, junto a muestras etnográficas de herramientas de uso tradicional, fotografías antiguas o comidas olvidadas), provocando siempre bajo un ambiente de cultura libre, de encuentro y contacto enriquecedor, un modelo de educación encaminado a engendrar una forma nueva de entender la vida, el hombre y la sociedad. Las Sacom y más tarde el Dacom (Día de Arte Contemporáneo, 1983), bajo el mismo concepto, supusieron un sonoro aldabonazo en el adormecido ambiente artístico-cultural extremeño y español, pudiendo hoy enjuiciarse aquellas actividades como pioneras en recuperar los contactos del arte español recién llegado a la democracia con las plásticas y movimientos de vanguardia que sucedían en el resto de Europa.

   
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos y esporádicos reconocimientos como el otorgamiento a Vostell del Premio Pablo Iglesias en 1982 por la creación del Museo; los incesantes apoyos de artistas como Claudio Costa, Ernesto de Sousa, Canogar, Hidalgo o el propio Salvador Dalí, entre otros muchos, que regalan obras; la contribución significativa al proyecto con financiación y préstamo de piezas para los fondos que realizan mecenas y coleccionistas como Schweisfürth o Gino di Maggio, que desde muy pronto quisieron vincularse a la aventura vostelliana; quizás por lo avanzado de la idea en este tiempo y en este lugar, el museo no consigue implantarse verdaderamente en una sociedad deprimida de una tierra heredera de un grave subdesarrollo. Todavía aún las vicisitudes y dificultades por las que debía pasar el sueño de Vostell consumirían algunos años.


Sólo el espíritu de un luchador como el de Vostell, apoyado siempre incondicionalmente por su esposa Mercedes y algunos pocos seguidores, mantuvieron viva la llama durante el difícil tránsito de los 80. Los cambios políticos y la falta de interés y apoyos económicos estuvieron a punto de hacer fracasar la aventura. Sólo pequeños destellos vislumbraban una salida al túnel: la vinculación al proyecto de algunos profesores de la Universidad de Extremadura que se preocuparon de difundir en conferencias e investigar a través de trabajos la figura de Vostell y lo que acontecía en Malpartida; o el interés siempre mostrado por los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) regionales, nacionales e internacionales que percibieron la singularidad del Museo y su fundador y se preocuparon de hacer el debido seguimiento informativo tanto de las actividades que se desarrollaban como de la situación real en la que se encontraba en cada momento el proyecto.

Fueron también acontecimientos importantes para superar definitivamente la etapa de sombrías perspectivas: la concepción en 1983 del "Centro Cultural Arte y Naturaleza Los Barruecos" ideado por Vostell para abarcar todas las posibilidades artísticas, arquitectónicas y naturales del enclave, dentro de un convenio de colaboración con la Diputación de Cáceres, luego no desarrollado; el comienzo de los primeros estudios para elaborar un proyecto de restauración serio del Lavadero de Lanas a cargo del arquitecto Javier García Collado; la creación en 1985 de la Asociación de Amigos del Museo, presidida por Santiago Rosado Pacheco, que intenta aglutinar los apoyos de personas interesadas en la protección y restauración del edificio, así como la promoción de actividades en torno al mismo; el convencimiento y apoyo que las ideas vostellianas reciben de las asociaciones culturales malpartideñas; la creación en 1986 de la Academia Vostell de verano; y finalmente, el esporádico goteo de actividades promovidas y amparadas siempre por el propio artista y la asociación de amigos recién creada (exposición de obra gráfica de Miró, homenaje al fundador en su 50 Aniversario, exposiciones sobre obras recientes y tauromaquias de Vostell y otros artistas, presentaciones de libros y catálogos, charlas, etc.).

 
Todo parece cambiar en 1988, año en el que Vostell se decide a materializar finalmente en el MVM la obra de Dalí "El Fin de Parzival", que diez años antes le había sido donada por el artista catalán en correspondencia a la instalación de su obra "El Obelisco de la TV" en el Museo de Figueras. Su inauguración supone la reapertura de una nueva etapa para el Museo de Malpartida, pues entre los apoyos oficiales recibidos para la ejecución de la pieza daliniana está el de la Junta de Extremadura, institución que toma gran interés por el proyecto vostelliano y parece estar dispuesta a embarcarse en el mismo. Sin prisas pero sin pausas la relación cuaja: la presencia por primera vez en Arco´89 de la Junta de Extremadura, precisamente con la presentación del Museo y el catálogo en homenaje a Santiago Amón y Dalí, hacen presagiar el interés mutuo y la solidez sobre la que se establecen estas vinculaciones. Empiezan entonces, poco a poco, a salvarse los que parecían imposibles escollos.
   
En 1989 el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres, presidido por el alcalde Antonio Jiménez Manzano, cede el complejo de edificios a la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura que se compromete a restaurarlos. Ese mismo año, se crea por Decreto el Patronato que regirá el museo y en 1990, atendiendo a los valores histórico-artísticos del Lavadero de Lanas es declarado Bien de Interés Cultural-Sitio Histórico. Finalmente, en 1991, las tres partes implicadas: el artista Wolf Vostell, La Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres firman el convenio para la creación, promoción y tutela del MVM, piedra angular en la refundación del Museo.


Por fin, coincidiendo con el homenaje al artista en su 60 cumpleaños, se inicia la primera fase de obras de restauración bajo la dirección del arquitecto Javier Manso Rapado, auspiciadas por la Consejería presidida por Jaime Naranjo Gozalo. Colabora en las tareas de restauración la Escuela Taller Los Barruecos de Malpartida de Cáceres que se encarga, entre otros, de ejecutar diversos trabajos de verjas diseñados por el propio artista. El testigo es recogido por el nuevo Consejero de Cultura Antonio Ventura Díaz Díaz quien concreta la puesta en marcha del Museo. En Arco´94 se presenta el catálogo de la colección Wolf y Mercedes Vostell, que muy poco después, el 14 de mayo, sería inaugurada oficialmente por el Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Compuesta toda ella por obras del fundador, esta colección permite realizar un recorrido amplio por los ciclos más variados del artista pertenecientes a sus dos ámbitos de referencia: Alemania y España, Berlín y Malpartida, centros que desde los años setenta polarizaron su actividad y aportaron rasgos diferenciadores a su producción. Destacan: los ambientes con coches, las grandes instalaciones, cuadros de gran formato, pinturas, esculturas-relieves, cuadros-objetos, dibujos y proyectos, además de las esculturas situadas en los patios del Museo. Su exhibición permite acercarse a las grandes líneas de trabajo que guiaron la producción vostelliana.

 

Entre 1995 y 1998 Vostell, como director artístico, no ceja de proponer y consolidar un programa de actividades que pretende continuar las líneas marcadas desde la fundación del museo: se realizan las exposiciones "Dibujos inéditos de Joan Miró", "Arte d´Escrita" del artista y poeta visual Fernando Aguiar, y durante todo 1997 se desarrolla el ciclo "El Cuadro del Mes", por el que se dan a conocer algunas de las obras que constituyen la colección de artistas conceptuales. Dentro de este ciclo se presentaron obras de Canogar, Saura, Concha Jerez y cajas-objetos de 20 artistas de la Colección Rafael Tous (Argimon, Armengol, Arranz-Bravo, Bartolozzi, Berthold, Boix, Canogar, Chancho, Equipo Crónica, Guinovart, Heras, Mensa, Muntadas, Niebla, Noguera, Puig, Rabascall, Rafols-Casamada, Volsi y Vostell) . Todo ello, unido a las conferencias organizadas por la Asociación de Amigos e impartidas por críticos, historiadores del arte y directores de museos europeos de la talla de Bonito Oliva, Jörn Merkert, Di Maggio, Michel Giroud, Ulrike Rüdiger, José Igés, Francisco Jarauta, Francisco Sánchez Lomba, René Block o Michel Hubert, que dieron su particular visión sobre la situación del arte, la figura de Vostell o del propio museo. También esta activa Asociación fue la encargada de homenajear al artista en su 65 aniversario, dedicándole el concierto fluxus "Varas de Acebuche", interpretado por varios de sus socios. El artista correspondió a estos festejos regalando al Museo su gran escultura multimedia instalada en uno de los patios del mismo: "¿Por qué el proceso entre Pilatos y Jesús duró sólo dos minutos?".

   
A partir de 1995 todo pareció acelerarse. Cubierta la primera etapa, el camino hacia la total restauración del complejo y la instalación de nuevas colecciones estaba claro. Es el momento en que toma la responsabilidad de la Consejería de Cultura Francisco Muñoz Ramírez que también se vincula decididamente al proyecto. Arco´96 será la ocasión para que, por mediación de Wolf Vostell, el coleccionista italiano Gino di Maggio conozca a las autoridades regionales, decidiendo realizar una importante donación al patrimonio extremeño de obras de artistas fluxus de su colección para la incorporación y ampliación de los fondos del MVM, hecho que se ratifica en la firma del contrato de donación llevado a efecto el 28 de octubre de 1996. Aquella fecha sirve también para dar inicio a la segunda fase de restauraciones que afectarán a la sala de la estiba y espacios anejos, obras que serán llevadas a cabo bajo proyecto del arquitecto Tiburcio Martín Solo de Zaldívar.
La colección Fluxus-Donación Di Maggio se compone de 250 obras de variados medios de expresión (ambientes, instalaciones, cuadros, cuadros-objetos, esculturas, partituras) de 31 artistas de procedencia europea, norteamericana y asiática que, desde comienzos de los años sesenta, sintetizaron en el movimiento Fluxus las conmociones en todos los dominios de la cultura a favor de una renovación del campo artístico de forma interdisciplinar e intermedia, extensiva a la vida cotidiana. Fluxus (de flujo, fluir...) era/es, más que un movimiento artístico, un estado del espíritu, una nueva manera de vivir que eleva las cosas sencillas de la vida a la categoría de obra de arte, que "erige la simplicidad como valor, que pone el acento sobre la risa y la sonrisa". En Fluxus, un movimiento sin normas ni directrices, todo vale, sin embargo, nada es imprescindible. En la nómina de artistas que componen esta colección se hallan figuras tan señeras del arte contemporáneo internacional como: Andersen, Ay-o, Brecht, Chiari, Corner, Filliou, Flynt, Hansen, Hendricks, Higgins, Jones, Kaprow, Knizak, Knowles, Kubota, Lebel, Maciunas, Marchetti, Moorman, Ono, Paik, Patterson, Ridder, Saito, Shiomi, Simonetti, Spoerri, Vautier, Vostell, Watts y Williams. Esta colección Fluxus del MVM es la primera y actualmente única en el mundo expuesta permanentemente sobre esta corriente artística.

La Colección Fluxus-Donación di Maggio sería inaugurada conjuntamente con la Colección de Artistas Conceptuales españoles, portugueses y polacos al finalizar las obras de restauración en julio de 1998.


Esta colección la constituyen unas 60 piezas de 50 artistas de estas nacionalidades que desde los inicios acudieron invitados por Vostell al calor de esta aventura, participando en el desarrollo de muchas de aquellas primeras actividades (Sacom, Dacom, etc.) e implicándose en el enriquecimiento de los fondos museográficos donando sus obras. Están, entre ellos: Artistas de la Colección Tous, Aguiar, Almeida, Barrias, Barros, Canogar, Carneiro, Cerveira Pinto, Chgohynski, Chwakczyk, Criado, Ferrer, Gotkowska, Hidalgo, Iges, Jerez, Kalina, Ledo, Murak, Partum, Pestanha, Raczko, Rocamora, Rosa, Rosotowicz, Saldanha, Sarmento, Saura, Sousa, Sztabisnki, Valls y Vieira. Esta inauguración de 1998 se vería empañada por la muerte de Vostell tres meses antes, constituyendo los actos programados en torno a la misma un gran homenaje al artista desaparecido. Sin embargo, a pesar de su irreparable ausencia, el espíritu vital de Vostell estuvo presente en la concepción, instalación, incluso en el estreno de las nuevas salas, pues la realidad que ahora se presentaba no era sino la materialización de lo que previamente había sido imaginado por el artista.


   
Con la instalación definitiva del espíritu Fluxus en Los Barruecos y la completa restauración del Lavadero, se cubría así una importante etapa del proyecto que Vostell había soñado allá por 1974 y que comienza a adquirir cada vez mayor relevancia. Incluido como uno de los exponentes de primer orden dentro de la Red de Museos de Extremadura, el MVM concitó la participación de nuevas instituciones y entidades para atender a su gestión y programa de actividades, constituyéndose en enero de 1997 el Consorcio Museo Vostell Malpartida integrado por la propia Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, el Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres, la Diputación de Cáceres y Caja Extremadura, que lo rigen desde entonces.
   
Durante estos últimos años se impone la continuación de las directrices marcadas por el fundador, sin olvidar la avanzadilla que este museo ha supuesto para nuevas experiencias. Esta es la línea defendida por Mercedes Vostell, esposa del artista, vinculada al proyecto desde sus orígenes y hoy su directora artística. Por ello, se han mantenido los ciclos de exposiciones como las tituladas "Yoko Ono Tajo" y "Vostell. La caída del Muro de Berlín", realizadas en año 2000 como festejos al final del milenio, se han presentado nuevas obras (de Spoerri, Hidalgo, Ferrer, Jerez/Iges, Vostell), libros, simposios, presencia del museo en Arco, y se inician colaboraciones con entidades nacionales e internacionales para el desarrollo de proyectos conjuntos. En 1999 se inauguró el Centro de Interpretación de las Vías Pecuarias e Historia del Lavadero de Lanas del MVM, por el que se hace un recorrido didáctico por el pasado del edificio. Desde este año, se viene realizando en ediciones anuales un ciclo de Música Contemporánea dedicado a nuevas experiencias sonoras, por el que ya han pasado intérpretes de reconocido prestigio del panorama musical de vanguardia.
   
Finalmente, durante este año 2001, en el que el Museo Vostell Malpartida ha centrado su actividad en conmemorar los 25 años de su historia, se han sucedido una serie de manifestaciones que no dejan de recordar las que hasta aquí hemos venido enumerando, en homenaje a su fundador y como festejo a este aniversario. Se ha ideado, pues, una especie de Sacom abierta donde se han dado cita exposiciones como "Vostell en las colecciones malpartideñas", "Corrientes Mnemónicas" o "Portugueses en el MVM: ¿y usted qué hace ahora?", un ciclo de conciertos fluxus, exposición y acciones de los escolares de Malpartida en el museo, etc. Todo ello tendrá como colofón el 18 de diciembre de 2001 cuando se inaugure la exposición documental "MUSEO VOSTELL MALPARTIDA. 25 años Arte y Naturaleza. 1976-2001", en la que puede verse a través de cientos de imágenes, publicaciones, prensa y objetos toda esta historia que acabamos de contar. Una joven y ya adulta historia repleta de acontecimientos, de naturaleza, historia, vida y arte. Malpartida es, por el impulso de Vostell, un modelo que sin duda ha abierto y abrirá caminos a nuevas iniciativas. Que este Museo siga siendo, al menos durante los próximos veinticinco años, una antena y un radar.